Elsy Colmenárez: Con orgullo celebro 57 años siendo uclaísta

Elsy Violeta Colmenárez Canelón

Hablar de respeto, constancia, esmero, compromiso, dedicación, honestidad y fidelidad, es hablar de Elsy Violeta Colmenárez Canelón, mujer aguerrida quien a sus 82 años de edad, 57 ha dedicado con orgullo a la Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado (UCLA), convirtiéndose en la secretaria más antigua de esta casa de estudios.

Su amor por la UCLA no tiene límites, tanto así, que para ella, las autoridades, personal docente, administrativo, obrero, y los estudiantes, son esos hijos que la vida le ha regalado por más de cinco décadas, “esta universidad es mi vida. Me mantiene activa y me llena de fuerza. Me iré de la UCLA cuando Dios me lleve al descanso eterno. De lo contrario, donde la universidad me necesite, allí estaré”.

Su recorrido por esta casa que vence las sombras, comenzó el 16 de septiembre de 1962, optando al cargo de secretaria en la comisión organizadora que luchaba por obtener el Decreto de Creación de este Centro Experimental de Estudios Superiores, junto a los doctores Lorenzo Vivas y Alfonso Maldonado, presidente y secretario respectivamente y con quienes vivió una aventura jamás imaginada en la oficina 06, del 4to piso de la torre que hoy funge como el Edificio Nacional, ubicado en el casco histórico de Barquisimeto. Una oficina prestada por el Ministerio de Hacienda de la época.

Comenta que para redactar los oficios se recorría varias oficinas tocando puertas y quitando prestado papel, lápiz y hasta una máquina de escribir, debía cumplir con su trabajo, porque de sus escritos sobre las decisiones tomadas en asambleas de la comisión dependía la tan esperada respuesta del Ministerio de Educación, que se concretó el 22 de septiembre del mismo año, luego de fuertes y largos días de trabajo. Los integrantes de la comisión sabían a qué hora llegaban, pero no la hora que saldrían, “fue una emoción grande la que sentimos cuando nos llegó el oficio 845 del Ministerio de Educación y 194 de la Ley de Educación Superior. Todos no abrazamos de felicidad y alegría. Ese momento fue fenomenal, aún me acuerdo y la piel se me eriza. Valió la pena porque logramos aquel decreto que hoy, 57 años más tarde, continúa materializándose como universidad”.

Siete meses después, un 15 de abril de 1963, este Centro de Estudios Superiores fue trasladado a la antigua sede del reconocido Hotel Nueva Segovia, hoy Rectorado UCLA, ya con la creación del Decanato de Medicinas, donde la señora Elsy Violenta continúo con sus labores. Allí, por semanas fue la única secretaria hasta que comenzaron la contrataciones para cada departamento, “mi oficina era una de las tantas habitaciones que tenía el hotel, mi escritorio, una mesita de noche. Me sentaba en un copete de cama para escribir. A todos les cumplía sin inconvenientes”. Ya el 2 de abril de 1979 el Decanato de Medicinas pasó a ser la Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado.

“Trabajé en anatomía microscópica, en dirección, después formé el Proyecto UNI con el doctor Orlando García, y con los componentes académicos, administrativos y comunitarios en pro de la universidad. En el año 2001, la UCLA creó el Departamento de Proveeduría en el Decanato de Ciencias de la Salud, donde me quedé hasta la fecha”, destacó Elsy Violeta.

¿Cuál es su papel en este departamento de Proveeduría? Ahorita con lo poco que se está haciendo, estoy vendiendo las guías de los pensum de estudios. Ya el material de apoyo de los estudiantes como batas, monos quirúrgicos y demás accesorios no se pueden vender por sus altos precios.

¿Cuáles han sido sus principales experiencias o anécdotas en la universidad? La lucha que tuve junto a la comisión organizadora para lograr que en Barquisimeto hubiese una universidad. Pedimos muchos auxilios para lograr la creación de la UCLA. También esas experiencias que viví en el rectorado cuando nos mudamos. Trabajamos con muebles del hotel por varios meses hasta que comenzó a llegar mobiliario nuevo. No era fácil ser la secretaria de todos los departamentos entre ellos Control de Estudios y Administración. Me tocó muchas veces llevar en sobre el sueldo de los médicos al Hospital Central. De todo lo vivido, lo más cómico es que yo misma tipié mi oficio para postularme al cargo que ocupo en la universidad.

¿Cómo se dividía para cumplir sus obligaciones en todos los departamentos? Poniéndole empeño. Cuando algo te gusta, fácilmente lo haces. Yo no veía hora de salida. La primero en llegar (6:00am) y la última en salir (8:00pm). Toda mi vida en la universidad ha sido así para poder cumplir con mi trabajo, hasta hace poco que tengo otro horario de salida, lo más temprano que me voy, es al mediodía. Son 83 años que voy a cumplir el 24 de diciembre. Sigo viniendo todos los días a darle calor a la universidad. Tuve una madre que gracias a Dios me enseñó a ser respetuosa y cumplidora en mi trabajo.

¿A qué horas se levanta para estar a la 6.00 de la mañana en la universidad? Antes de la 5:00, no porque tengo 82 años, voy a dejar de arreglarme. Me doy mi baño, me visto, me pinto, me pongo mis collares y demás accesorios y me voy a trabajar como lo que soy, una mujer bella y feliz.

¿Qué tiempo tenía usted para su familia si desde que amanecía hasta que caía la noche estaba en la universidad? En la noche. En mis tiempos de bella, joven y virgen, me casé y me divorcié aquí en la universidad. El matrimonio que tuve de cuatro años no me dejó hijos. Ahora vivo feliz con mi hermana y un sobrino. Mi tercer hermano vive aparte. Mi mamaíta y dos hermanos varones fallecieron. Tengo y logré lo que me propuse. Aunque no tuve hijos biológicos, la universidad me ha dado muchos, los estudiantes, compañeros de trabajo y profesores me llaman “mamá Elsy”. Hasta me piden la bendición. Todos me quieren, consienten y me respetan.

¿Usted no se aburre de estar tanto tiempo en la universidad? Para nada, el día que deje de venir, estaré muerta. Yo recibí mi jubilación en el año 1985, y aquí sigo. Me siento con la misma responsabilidad como si no estuviera jubilada. Estando en la universidad he realizado muchos cursos. Viví 11 años en México donde hice estudios en el Instituto Latinoamericano de la Comunicación Educativa como Técnico en Organización, Administración y Supervisión de Centros, Experto en Comunicación Educativa, Producción de Material Fotográfico para Enseñanza entre otros, gracias a los convenios de estudios entre ILCE-Unesco-México, yo quedé seleccionada (becada) en un concurso donde cinco personas presentamos el diseño de un logotipo. Me pagaron todo y estudié.

¿No ha desperdiciado los momentos regalados por la vida? No dejo de ser activa porque la mente no puede estar en la ociosidad. Tengo mis publicaciones. Elaboré una guía titulada “Qué es una Secretaria (1975)”. Como me gustan las manualidades, elaboré una guía llamada “El Muñeco Guiñol (1984)”. También tengo publicado un libro de poemas llamado “Mis Poemas (1975)” y escribí un libro titulado “El Arte Culinario” que surgió de un componente comunitario que hice con el Proyecto UNI en el año 2000. He dictado cursos en el Colegio Nacional de Periodista (CNP), y en la Casa de la Cultura.

¿Qué ha recibido de la UCLA a lo largo de su trayectoria? En lo personal, muchos afectos, cariños y oportunidades. En lo laboral y profesional, respeto, enseñanzas, y muchas condecoraciones por lo años de servicios y por el trabajo que he desempeñado. La universidad para mi es como una planta. Yo vivo de ella. Me da ese alimento que necesito para vivir.

¿En su libro de poemas, hay uno dedicado a la universidad? Mis poemas son de amor por las cosas bonitas que la vida me ha regalado. A la UCLA no le he dedicado un poema, le he dedicado mi vida.

¿En la actualidad, cómo analiza la situación presupuestaria y económica que atraviesa la universidad? Muy lamentable. Me da tristeza. Se está perdiendo el calor de la universidad. Comprendo que la situación del país está fuerte, pero no podemos abandonar estos espacios. Tenemos que seguir luchando.

¿Cree en que hay que luchar para seguir manteniendo la universidad abierta? Sí, la comisión organizadora a la cual pertenecí con mucho orgullo lo hizo para lograr el decreto que hoy es la UCLA. Hasta pidió, y aquí van 57 años manteniendo su ritmo de crecimiento y desarrollo académico.

¿Si tuviera una barita mágica que le cambiaría a la universidad? Que la escuela este llena de gente, limpia y prospera. Es mi anhelo, verla como antes.

¿Usted cree en que la universidad es esa casa que vence las sombras? Por supuesto. Somos formadores de talento profesional reconocido en el mundo. Estamos constituidos como institución.

¿Cómo le gustaría ser recordada por la familia uclaísta? Como mamá Elsy. Que cuando muera me canten el Himno de la UCLA, y me rindan los honores que merezco por todos los años que dediqué a esta, mi casa. El Himno me fascina.

¿Qué valores cree usted haberle dejado a la UCLA? Amor, compresión, consideración, consejos y dedicación. Hay que saber tratar a la gente, uno no puede despreciar a nadie.

¿En tres palabras, cómo definiría a la universidad? La UCLA para mi es amor, respeto y constancia. Yo le pertenezco a la universidad y ella es mía también.

¿Cuál es su mensaje para la familia uclaísta? Que sean agradecidos con la casa que los acoge para que se formen como profesionales y como buenos trabajadores.

¿En qué momento descansa? No me gusta estar sin hacer nada. Ya tendré mucho tiempo para descansar cuando Diosito me llame. Ahorita que estoy llegando temprano a la casa, hago mis quehaceres y luego me pongo con el trabajo de las manualidades. Quiero modificar el pesebre en navidad. Estoy haciendo las casitas. Esta oficina que pertenece a la Unidad de Recursos Audiovisuales y Multimedia (URAM), donde llevo tres años, también la pongo muy bonita. Me tuve que cambiar de mi oficina de Proveeduría por mi problema en las rodillas, no puedo subir escaleras.

¿Usted dentro y fuera de la UCLA ha hecho de todo? Menos niñitos. Solo muñequitos de trapos.

¿Siempre ha sido rubia? sí, desde que era, bella, joven y virgen.

¿Es creyente? Si, a Dios primeramente, a la Virgen María y a mi Divina Pastora.

¿Cuál es su signo? Capricornio. Nací el 24 de diciembre de 1936.

¿Qué le gusta comer? De todo, pero el pabellón y las pizzas me matan.

¿Le gustan los dulces? Mucho. Si tengo dulces se me olvida que tengo que comer salado. Por ahí siempre me traen catalinas.

¿Baila? Era una bailarina de primera. Ahora para no forzar mis rodillas, bailo paso doble.

¿Qué no le gusta? La traición y las mentiras. Del resto, amo la vida. No me puedo quejar.

Texto: Lcdo. Alfredo Gutiérrez 
Fotografías: Lcda. Andreyna Perozo